viernes, 31 de octubre de 2014

Los 19 Grandes Timos De La Música Alternativa En España

La música es, junto al cine, una de las artes más prostituidas de todas las que existen. Con la invención de los soportes de almacenamiento y el desarrollo de los medios de comunicación, la música se convirtió rápidamente en un artículo de consumo masivo. La dualidad arte-industria ha sido complicada de discernir, y muy pocos estudios nos han servido para hacerlo. Hasta la clasificación de las distintas especies musicales en “géneros” ha sido igualmente intencionada para, las más de las veces, ofrecer productos adaptados a los perfiles del consumidor.
Los movimientos de músicas populares han sido bautizados con nombres (rock, punk, pop, new wave, indie…), que han trazado unos patrones estilísticos abrazados cual religión por las tribus urbanas surgidas en torno a ellos. Así, a lo largo de los años, estos sectores de población han sido targets fácilmente alienables por la todopoderosa industria musical, que ha sabido servirles su plato de comida adaptado al menú del buen rockero, hiphopero, punkarra o perroflauta.
Desde el nacimiento de la industria musical en los 60, con el fenómeno de la música popular (o pop) arrasando a ritmo de The Beatles, han nacido decenas de movimientos alternativos a las músicas populares establecidas. El punk, la new wave, el hardcore y el indie nacieron para enfrentarse al panorama musical creado artificiosamente por los magnates de las majors, pero en multitud de ocasiones Goliat vencía a David y los susodichos movimientos se convertían en más estanterías para las tiendas de discos.
Esto no significa que no haya habido grupos con actitud, que nunca han vendido su música al control de las grandes compañías ni han amoldado sus canciones a las exigencias del mercado. Y de todos esos grupos hacemos correr ríos de tinta todos los días en medios como este, El Enano Rabioso, creado por melómanos para melómanos. Pero, ¿qué pasa cuando grupos que admiramos acaban sucumbiendo al capitalismo musical? ¿Y si en nuestro mundo underground se cuelan intrusos?
Fruto de las incontables decepciones que hemos sufrido a lo largo de nuestras vidas, ha nacido esta lista: los 19 timos de la música alternativa en España. Antes de enumerar las decepciones recopiladas, aclararemos el concepto “alternativo”. Para el que firma el artículo (y para la Real Academia de la Lengua), una manifestación cultural alternativa es aquella que se opone a los modelos comúnmente aceptados. La creatividad, la innovación, la calidad poética y el compromiso social son algunos de los pilares en los que nos basamos para adjudicar a un grupo musical la categoría de “alternativo”, dando por hecho que lo “no alternativo” (lo comercial o mainstream) adolece de falta de creatividad, carece de innovación, busca la emoción fácil y no se arriesga con contenidos sociopolíticos.
Por lo cual, un estilo musical específico no convierte a ningún grupo en alternativo, aunque sea esta la principal baza con la que muchas bandas han conseguido infiltrarse en escenas ajenas a sus principios. La agresividad y la provocación tampoco son actitudes que hagan más alternativo a nadie: las voces estandarizadas del rock duro, el flow callejero del hip hop de “todo a cien” o el exhibicionismo infantil y la apología del alcohol y las drogas blandas, no convierten a ningún grupo en algo opuesto a lo establecido.
Por ello, de las distintas escenas que las compañías discográficas y los medios de comunicación nos han vendido como “alternativas”, hemos hecho esta selección de grupos decepcionantes y todavía en activo en la música española contemporánea. El hip hop, el rock duro (metal, heavy) y el mestizaje son tres movimientos que han aportado varias bandas a nuestra lista. Para esta ocasión, nos ahorramos el indie, cuya reciente explosión en el mainstream daría para una lista aparte. Sí que incluimos artistas previos al boom del nuevo indie que han aprovechado la ocasión para dar un saltito desde las listas de éxitos a los festivales alternativos, intentando renovar el público perdido tras la caída del “imperio” de Los 40 o Cadena 100.
La lista la completan algunos mangoneadores del famoseo patrio que se han valido de su éxito en otros ámbitos artísticos para descubrirse como cantantes de “buen gusto”, y ofrecer una pseudoalternativa al pop comercial. Dicho todo esto, ahí van nuestras 19 decepciones.
19 LA OREJA DE VAN GOGH
El grupo que quiso ser Donosti Sound.
El grupo que quiso ser Donosti Sound.
Comenzamos la lista con La Oreja de Van Gogh. Y dirás, ¿cuándo diantres La Oreja de Van Gogh fueron alternativos? Mucha gente no lo sabe, pero los donostiarras, aún como cuarteto, siguieron los pasos de sus vecinos La Buena Vida, Family o Le Mans. Sí: el Donosti Sound. ¿Qué sucedió? Primero, Pablo Benegas conoció a Amaia Montero y la invitó a ser la cantante del grupo, vistiendo sus canciones con ese toque vocálico tan estandarizado. Y después, dos concursos de maquetas consecutivos decidieron el devenir de la banda. En el de la Rockdelux apenas superaron la primera eliminatoria, pero en el concurso Pop-Rock Ciudad de San Sebastián alcanzaron el segundo puesto. Desde ahí, las cuerdas de la catapulta empezaron a tensarse: fichaje por Sony, grabación con Alejo Stivel y el apoyo de Mikel Erentxun y Txentxo Bengoetxea. Y, ¡pum! Derechitos al estrellato pop.
«Ya no podré escuchar a La Buena Vida más…» cantaban en uno de sus éxitos. Dado el repertorio tan vacío del que hacen gala, seguro que esta frase no tenía ninguna intención ofensiva. Pero la tomamos como un mensaje claro de adiós al underground.
18 IVÁN FERREIRO
¡Que levante la mano el que quiera ser indie!
¡Que levante la mano el que quiera ser indie!
El público ha asimilado con demasiada naturalidad la catalogación de indie para Iván Ferreiro, cuando lo cierto es que Los Piratas habían sido unos lameculos de un mainstream que jamás consiguieron conquistar. Aprovechando la madurez del indie y la efervescencia de la canción de autor -tanto en la “primera división” del rock (Bunbury, Calamaro), como en el lado independiente (Nacho Vegas, Chucho, Julio de la Rosa)- Iván se coloca en el centro de las dos escenas para conseguir ser el primer artista indie-mainstream de nuestra historia musical.
En realidad, casi lo consiguió con Los Piratas, que pese a firmar himnos noventeros como “Promesas que no valen nada”, mantenían un discreto número de ventas . Su giro sonoro al más puro estilo Radiohead en Ultrasónica (2001) despierta el interés de la prensa independiente (Mondosonoro, sobre todo), pero curiosamente el disco irrumpe en el mainstream gracias al sencillo “Años 80”. Las ansiadas ventas comienzan a llegar.
En 2003 llega Relax (2003), el disco que debe consolidarlos (entre los fans de Los Planetas o entre los de Amaral. Pero debe consolidarlos). La propuesta es arriesgada, pues, aunque sigue las pautas de Ultrasónica, se sumerge aún más en la IDM y el ambient. El disco carece de hits y no tiene nada que pueda hacer repetir los números de su antecesor. Para colmo, el territorio independiente (pese a las buenas críticas) no termina de abrirles las puertas. El resultado: fracaso mainstream y fracaso indie que lleva a Los Piratas a la separación. Iván Ferreiro no se rinde y maquina su asalto al mundo alternativo en solitario.
Y así, desde el oportunista Turnedo (2005) hasta el indigesto Val Miñor-Madrid. Historia y cronología del mundo (2013), Ferreiro se ha convertido en ídolo de la nueva masa independiente y carne de festivales alternativos.
Iván Ferreiro con El Canto del Loco. ¿Indie?
7 PIGNOISE
Punk rock, dicen.
Punk rock, dicen.
La explosión indie de los 90 tuvo en el tramo final de esta década sus primeros coqueteos descarados con el pop comercial. Los grupos en inglés disimulaban muy bien, y ahí nos la fueron colando Sexy Sadie, Dover, Undrop o Deviot.
Los que, con vistas al mainstream, fueron cantando en castellano inteligible se bifurcaron en dos vías: el power-pop para niñatos y el tonti-pop para adultos con complejo de Peter Pan. En el primer grupo nombraríamos a Fila India o Los Hermanos Dalton, que salvamos de esta quema por no dejar de ser indies primerizos, más o menos, bienintencionados.
Pero lo de Pignoise no nos lo tragamos. Primero, por llegar tarde y mal. Tarde, porque en 2002 el verdadero indie empezaba a madurar en sonido, letras y actitud; mientras que el power-pop para chavales congeniaba con el público de El Canto del Loco. Y mal, porque la promoción del grupo vino sustentada por la procedencia de uno de sus componentes: Álvaro Benito, malogrado futbolista del Real Madrid.
Si bien es cierto que han desarrollado casi toda su actividad en el mainstream, Pignoise se han ganado un puesto en esta lista por su insistencia en decir que hacen punk y rock alternativo, por aquel imperdonable cóver de Los Planetas (“Qué puedo hacer”) y por haberse colado en algún que otro festival independiente (el extinto MetroRock).
16 MELÓN DIESEL
¿Tras los pasos de Albert Hammond?
¿Tras los pasos de Albert Hammond?
De la pequeña población de Gibraltar, ha salido un nombre tan importante del pop mundial como Albert Hammond, compositor de canciones -en castellano y en inglés- para Tina Turner o Julio Iglesias, y conocido en el mundo indie por ser el padre de uno de los Strokes.
Otros músicos gibraltareños famosos son Dylan Ferro, Dani Fa, Danny Bugeja, Guy Palmer y Adrián Pozo, que irrumpen en las radios comerciales con una fórmula perfecta: canciones pegadizas en castellano para el gran público, con su homóloga en inglés para la cuota indie. La táctica les funciona y lo mismo son número uno en 40 Principales, que lideran el cartel del Espárrago Rock.
En 2005 el grupo se fragmenta en dos -precisamente por disentimientos en torno a cuestiones idiomáticas- y Dylan Ferro (vocalista y principal compositor) vuelve al ataque con Taxi, estandarizando su sonido, regrabando temas de Melón Diesel y sonando hasta cansar en Canal Fiesta Radio.
15 MARLANGO
Blues y jazz para las masas.
Blues y jazz para las masas.
La nómina de actrices lanzadas al mundo musical se estrena en esta lista con el grupo de la arrogante Leonor Watling. Muy poco hay que decir de este combo. Solo que practica un bluesy-jazzy-pijo apto para treintañeros acomodados y bohemios con casas en la playa. A lo tonto, llevan lanzados cinco discos (el último, en castellano). ¿Hasta cuándo vamos a aguantar la broma?
14  BONGO BOTRAKO
Perroflautas capitalistas.
Perroflautas capitalistas.
El mundo del mestizaje, perseverantes en sus mensajes de reivindicación y solidaridad, ha protagonizado los episodios más tristes de pérdida de valores y rendición al capitalismo musical. El perroflautismo de nuevo cuño tiene en Bongo Botrako una buena representación de los males de esta escena. Su punk-parranda (como ellos mismos lo denominan) tiene más de lo segundo que de lo primero, y el exitoso estribillo «todos los días sale el sol, chipirón» da auténtica vergüenza ajena.
De todos modos, el mestizaje sigue siendo la música “alternativa” más exportable de nuestro país (Ska-P llevan años estampando su nombre en festivales europeos), y a Bongo Botrako le está saliendo de lujo la jugarreta, pues no paran de dar conciertos por Alemania, Austria, Bélgica u Holanda.
13 THE CABRIOLETS
El lado indie de los Bosé.
El lado indie de los Bosé.
En la saga de los Bosé ocurre como en todas las grandes familias de la artistocracia española: llega un momento en que no sabes por qué son famosos. Puede que simplemente sea el apellido lo que convierte a Bimba Bosé en una celebridad, porque dudo que sus pinitos en la moda la hayan puesto en el lugar en el que está. Y aún dudo más en su carrera musical como la razón de su estatus artístico.
En 2006 se casó con Diego Postigo, un bohemio dedicado a trabajos muy cool en el mundo de la moda, la publicidad y la creación audiovisual. Además, toca el bajo, excusa perfecta para reunir a dos músicos más y viajar a Nueva York con objeto de grabar Demo, el primer disco de The Cabriolets. El resultado es bastante bueno (nos la podrían dar con queso muy fácilmente), pues son una copia exacta de Elastica, con Bimba Bosé interpretando a las mil maravillas el papel de Justin Frischmann.
De momento, solo han sacado dos discos que no han transferido las fronteras del pop comercial (todavía no han aprovechado el tirón del indie-mainstream para tratar de metérnosla hasta el fondo). Pero esperemos que la reciente ruptura matrimonial de Bimba y Diego signifique el fin de esta aventurilla musical.
12 ELEFANTES
¿Y a vosotros quién os pidió que volviérais?
¿Y a vosotros quién os pidió que volviérais?
He aquí los últimos desesperados en volver a la música a costa del boom del nuevo indie. Nadie les ha pedido volver, pero sus canciones huecas repletas de poesía épica y metáforas de libre interpretación (todo guiado por la afectación melodramática de Shuarma) encajan a la perfección con la línea triunfante actual (la que practican Vetusta Morla y todos sus clones).
Elefantes son ahora el nuevo cáncer de los festivales veraniegos y, a la espera de ver el recibimiento del público (todavía no han actuado en ninguno de estos eventos), no será extraño que la banda salga por la puerta grande. Solo hay que mirar la tolerancia que ha tenido el respetable con otras ex-novias de 40 Principales.
Y si pasa así, ¿quiénes serán los próximos en querer ser indies? ¿Antonio Orozco? ¿El Sueño de Morfeo? ¿La Caja de Pandora? Mejor no dar ideas.
11 SÔBER
Rock-metal de radiofórmula.
Rock-metal de radiofórmula.
Finales de los noventa y principios de los dos mil son años dorados del nu metal estatal. Al calor de una escena fuertemente influida por Slipknot, Deftones o Rage Against The Machine, festivales como Festimad y la cadena de tiendas Tipo se inclinan descaradamente hacia este mundillo de rock duro.
También nace el sello Zero Records, que partiendo de unas premisas pseudoflexibles, promete variedad y alternativismo al mismo tiempo (entendiendo lo alternativo como sinónimo de agresivo y focalizándose en unos géneros determinados). Así van editando a Avalanch, Banda Jachís, Lagartija Nick, Boikot, Valhalla, La Polla Records… Y, por supuesto, Sôber.
Los madrileños no duran mucho en esta casa, pues pronto reciben la jugosa llamada de Muxxic – Gran Vía Musical, una PYME del negocio discográfico muy hambrienta de ingresos. El sello hace sonar a Sôber en los grandes medios, revelando algo que ya intuíamos: el metal tiene muchos ingredientes para triunfar en el pop para las masas. La levedad, la épica, y las poses de triunfito trazan las aristas de lo que se podría llamar “rock metal para 40 Principales”.
La banda se instaló holgadamente en el establishment del rock patrio y, desde entonces, ha ido saltando de gran compañía en gran compañía (Sony, Universal, Warner) hasta su reciente publicación, Letargo, que les dará gasolina para seguir arañando logros entre la chavalería alternativa.
10 LA EXCEPCIÓN
Desde la calle hasta la fama.
Desde la calle hasta la fama.
Decepciones alternativas las hay en todos los ámbitos. Como dijimos al principio, no eximimos al nuevo indie, aunque carguemos duramente con el mestizaje, el metal o el hip hop por haberse apoderado del concepto “alternativo”. Los dos últimos, además, pecaron por entenderlo como sinónimo de radical.
Aún recuerdo un concierto de los peculiares raperos El Langui y Gitano Antón en el que aquel espetaba «¡vamos a darles caña a los poperos!» (compartían cartel con grupos como La Habitación Roja o Delorean. Claramente, su insulto “popero” apuntaba a grupos de este corte). ¿Popero? Ahora no me voy a entretener en explicar las diferencias entre indie, pop y popero. A mi entender, son tres cosas totalmente distintas (remito, si acaso, a las primeras líneas de esta reseña a Rusos Blancos). Lo que tengo claro es que no hay nada más popero que recoger premios de la Rolling Stone y la MTV, colaborar con artistas como Antonio Carmona o Presuntos Implicados, componer bandas sonoras para directores más o menos consolidados e, incluso, llevarte un Goya por eso y por protagonizar la peli El truco del manco. Popero lo serás tú, Langui.
La Excepción con Presuntos Implicados. ¿A quién llamas popero, Langui?
9 MÄGO DE OZ
Jugando a no hacerse mayor.
Jugando a no hacerse mayor.
Los viejos rockeros nunca mueren. Y quizá por ello Mägo de Oz llevan dando guerra más de veinte años, todos ellos con Txus Di Fellatio al frente. Su imponente presencia física contrasta con parte de su repertorio, dominado por letras dignas de nenazas (usando el argot del heavy), y no de los rockeros duros que aparentan ser. En general, su rock enérgico aderezado de folk medieval roza el infantilismo, tirando de provocación fácil (solo hay que leer títulos como “El señor de los gramillos” y “Polla dura no cree en Dios”) y de historias aptas para frikis de la aventura, la fantasía y el misterio.
Aún así, Mägo de Oz han sido un grupo incómodo para los grandes medios musicales. Sus críticas a la iglesia católica provocaron el veto en 40 Principales y, especialmente, en Cadena 100 y Rock&Gol (pertenecientes al grupo COPE), lo cual no entorpeció su llegada al cielo del mainstream con Finisterra (2002), el álbum que incluía “Fiesta pagana”. Entonces, se codearon entre los superventas y sonaron en las discos pachangueras tanto o más que Raúl, Chayanne o Estopa.
Desde aquel tiempo hasta nuestros días, no han vuelto a hacer ningún hit que los mantenga a ese nivel (¿alguien conoce otra canción de Mägo de Oz que no sea “Fiesta pagana”?), y mantienen su estatus gracias a la fidelidad del público heavy y al asalto internacional en tierras latinas. Ahora, aspiran a seguir abriendo fronteras con la segunda parte de Celtic Land, un disco que rescata sus éxitos en inglés. A ver como les funciona la “Pagan Party”.
Mägo de Oz, a por el mercado anglosajón.
8 AMARAL
Hacia lo salvaje. Hacia lo indie.
Hacia lo salvaje. Hacia lo indie.
La forma que ha tenido Amaral de colarse en la escena independiente como si siempre hubiera sido su hábitat natural, es de lo más descarado y horripilante que hemos experimentado en la historia reciente de nuestro pop. Rescindieron su contrato con la multinacional EMI y lloriquearon como bebés por los problemas burocráticos que habían tenido con esta. Su paso al indie, entendiendo el concepto como sistema de autoedición de discos, fue por obligación y no por convicción.
En lo musical, Juan y Eva se asociaron al grueso de Sexy Sadie (otro grupo que bien merecería ocupar un puesto en esta lista de “falsos alternativos”) para publicar Hacia lo salvaje. A pesar de ser un disco de guitarras más punzantes y un sonido, en general, más sucio, la tónica del cancionero anterior es idéntica. Para poder hacerse un hueco en el mundo independiente, rebajaron su caché, pero no quisieron perder otras condiciones de artista mainstream. La polémica actuación en Contempopránea 2012 fue una de sus primeras invasiones al indie. El grupo exigió un camerino digno de las grandes estrellas y se negó a compartir el backline con los demás artistas del festival, lo que provocó quebraderos de cabeza en la organización y algunos recortes en los horarios de los demás grupos.
Ahora han lanzado “Ratonera” como adelanto de su inminente nuevo disco, en el que, no conformes con su intrusismo en el ámbito indie, se atreven a reivindicarse como pioneros en la canción protesta. Lo que faltaba…
7 CHAMBAO
¿Aún no ha explotado la burbuja del flamenquito-pop?
¿Aún no ha explotado la burbuja del flamenquito-pop?
Una de las modas más cansinas de principios de los 2000 fue el chill-out. El ambient facilón llegó a límites insospechados, y sufrimos una sarta de recopilatorios de versiones chill que iban desde Los Beatles hasta bandas sonoras. Aprovechando la oportunidad, aparecen en escena los malagueños Chambao, con un disco titulado Flamenco Chill (¡qué originales!), que bautizaba también un estilo musical supuestamente inventado por ellos (estos no tienen ni puta idea de quién es José Padilla ni Nacho Sotomayor).
Su cantante, Lamari, agarró en solitario las riendas del grupo desde Pokito a poko (2005), y, sin perder del todo la ambientación electrónica, se pasó gradualmente al flamenquito-pop digno de Canal Fiesta Radio. Un montón de mierda, vaya.
6 BEBE
Mala, mala. Mala eres.
Mala, mala. Mala eres.
Todos los males del falso perroflautismo español se pueden resumir en Bebe. La hipocresía de su crítica social y la atenuación de su rebeldía a medida que el mainstream le abría, no sin condiciones, las puertas, han acabado por desacreditar a aquella chica que le rugía a la violencia de género en “Malo”.
La carrera de Nieves Rebolledo manifiesta la de una persona hambrienta de fama. La supuesta creatividad era una excusa para ser el centro de atención, valiéndose tanto del arte dramático como de la composición de canciones. Entre lo uno y lo otro, Bebe va cosechando logros hasta el éxito definitivo (y musical) con Pafuera telarañas (2004), un nada modesto debut apadrinado por EMI y producido por el omnipresente Carlos Jean. “Malo” es una loable crítica al maltrato machista, a la que seguirá otra ristra de canciones protestonas, con la política o la ecología de por medio.
La voz -muy personal, aunque demasiadas veces imitada- recordará siempre a la cabecera de Aída, esa interminable sitcom española. Su progresivo cambio de imagen ha acabado por equipararla a otras féminas del pop comercial de aquí y de allí, eliminando por completo cualquier atisbo punk de los que hizo gala al principio.
5 HUECCO
¿Sugarless? ¡Eso no vende!
¿Sugarless? ¡Eso no vende!
Si el mundo mestizo está plagado de falsos alternativos, el ámbito rock-metal no se queda atrás. Sugarless fue una banda de referencia desde la segunda mitad de los 90 hasta principios de los 2000. Eran años dominados por el nu metal, con el Festimad en alza, y toda la juventud entregada a los pies de Rage Against the Machine, Slipknot, Queens of the Stone Age y, por supuesto, Marilyn Manson.
Skunk D.F., Hamlet, Coilbox y Habeas Corpus son algunas de las bandas coetáneas a Sugarless que mezclan, en mayor o menor medida, todas estas influencias de punk, hardcore, rap y metal, a veces con demasiada tendencia hacia la rebeldía infantil y las poses palurdas.
Ivahn (Iván Sevillano), el cantante de Sugarless, exhibía un registro gutural de rockerito duro, que no llegó a abandonar del todo pese a las clases de canto recibidas en Los Ángeles. Allí, precisamente, comenzó el declive. Ivahn compone “Pa mi mulata” y se inventa el concepto rumbatón (hipotética fusión de rumba y reguetón), que, después de aparecer en un canal de televisión californiano, no tarda en popularizarse entre la población latina. Y así fue: adiós Sugarless, hola Huecco. Su rumbatón regresó a España por la puerta grande, con el dichoso single (retitulado “Pa’ mi guerrera”) sonando a hierro en todas las radios. A él, le seguirían dos discos más, canciones de éxito como “La reina de los angelotes”, algunas sintonías para radio y televisión, y otras penosas colaboraciones en la pequeña pantalla. Definitivamente, Ivahn era de los que antes molaban.
4 FITO & FITIPALDIS
La insoportable levedad del Fitipaldi.
La insoportable levedad del Fitipaldi.
Fito Cabrales nunca se mojó en temas sociopolíticos, y eso ya lo había demostrado con Platero y Tú, una rara avis en el alternativeo vasco de la época, al proponer rock clásico de bar frente al radicalismo de Negu Gorriak y Kortatu. Pero no es el compromiso lírico el principal tronco sobre el que se sujeta el concepto “alternativo”. Es la mencionada repetición de los patrones del éxito lo que desacredita la creatividad de Fito & Fitipaldis. Con Platero y Tú lapidados, la nueva banda del bilbaíno luce un rock ligero con repuntes nostálgicos, guiados por una poesía inflada y autorreferencial. No faltan esas posturas de malote callejero que parecen preocuparle más que la capacidad melódica, la cual, por cierto, no tardaría mucho en perder (¡todas las canciones son iguales!).
Con unos inestables Fitipaldis (la banda ha sufrido numerosos cambios desde su fundación en 1998), Fito Cabrales sigue dando tumbos en el hoy día complicado pop comercial español. Desde 2009 no lanzan nuevo disco, mientras intentan reinventarse en directo girando por teatros. Esperemos que su desesperación no llame a las puertas del indie.
3 NAJWAJEAN
Carlos Jean y esa otra.
Carlos Jean y esa otra.
Najwa Nimri y Carlos Jean deberían tener cada uno un apartado individual en esta lista. Pero ahorremos espacio, pues ninguno de los artistas aquí mencionados merece que gastemos nuestros dedos sobre el teclado. Como es imposible despojarse de la subjetividad, lo voy a decir claro. Nunca me ha gustado Najwa Nimri. Le echaría un polvo, sí, pero detesto cómo hace su trabajo. Ni canta bien, ni actúa bien. En ambas facetas no pasa del mismo registro.
Carlos Jean, por su parte, ha tenido una actitud “anti-independiente” (quizá “anti-indie”) desde el principio. En la primera entrevista que escuché (con motivo de Planet Jean, y de su labor como remixer del pop comercial), espetó una frase que resumía todas sus intenciones: «lo ideal es convencer a unos y a otros». “Unos”, los alternativos; y “otros”, los comerciales (o viceversa, que para el caso es lo mismo). En pocas palabras, Jean venía desde el principio mirando al público, estudiando las tendencias y controlando las ventas. Iba a lo que iba, y eso ya lo convierte en un ser despreciable.
Najwa y Carlos firman No Blood en 1998, influidos por Massive Attack y el pop digital de Air. El estatus de Nimri como actriz asegura en parte la viabilidad del proyecto. Además, el disco pone a Jean en el punto de mira de muchos artistas del mainstream, ansiosos de una renovación sonora que consiguen (es innegable el buen trabajo del “gordo cabrón” con OBK, Fangoria o Miguel Bosé). Enseguida otros grupos provenientes del underground ven en el sello sonoro de Carlos una garantía de éxito (Second).
En los siguientes discos del dúo, así como Najwa y Jean en solitario, hay canciones resultonas y momentos destacables. Pero la música independiente en este país pasa demasiada hambre como para alabar a este par de intrusos. Afortunadamente, sus nombres aún no han infectado los carteles de festivales alternativos. Que así siga siendo.
2 MACACO
Macaco cuando aún no era la empresa de Dani Carbonell.
Macaco cuando aún no era la empresa de Dani Carbonell.
Personalmente, he de acotar la involución de Dani Carbonell entre dos momentos. Cuando vi a Macaco en el Espárrago Rock de Jerez en 2003, y cuando los vi en el Espantapitas almeriense de 2006. En aquel, había una ingente y multicultural banda de músicos que daba sentido al concepto “mestizaje”, justo en el año en que se protestaba por la guerra de Irak y resurgía tímidamente la canción protesta entre el mundo perroflauta. A pesar de que las canciones de Rumbo submarino (2002) estaban cosechando un peligroso éxito, el grupo se mostraba firme en las pretensiones artísticas mostradas en El mono en el ojo del tigre (1998). Sin embargo, en el concierto del Espantapitas, Macaco vinieron reducido a trío, con un DJ pinchando bases pregrabadas y un alocado Dani Macaco invitando al baile, la juerga y la diversión a ritmo de “Con la mano levantá”. La austeridad capitalista había llegado a su música.
Y es que, en esos tres años hubo un fichaje por la feroz EMI y dos discos que enterraron la credibilidad del grupo: Entre raíces y antenas (2004) e Ingravitto (2006). La hipocresía del perroflautismo fue llevada al extremo por Dani en sus siguientes hitos. Regrabar sus propios “éxitos” con la clase pudiente del pop español (Manolo García, Rosario Flores, Estopa y otros falsos alternativos como Fito y Bebe) fue la gota que colmó el vaso. No contento con ello, el amigo Dani prestó su imagen para un anuncio de maquinillas de afeitar, abrazando definitivamente el capitalismo: el enemigo al que no había podido vencer.
1 DOVER
El mainstream les mola más.
El mainstream les mola más.
Merecidísimo número uno para las hermanas Llanos que, aunque muchos coinciden en marcar el punto de inflexión en 2006 (con Follow the city lights), la banda llevaba repitiendo la misma formulilla desde el éxito de Devil came to me. El grupo se gestó en Madrid bajo la influencia del sonido Seattle entre la juventud española de finales de los 80 y principios de los 90. Tras unos años componiendo y ensayando en su local de Alcorcón, Everlasting-Caroline les publica Sister en 1995. Tres años antes, una demo suya había sido finalista en la primera “liga maquetera” de Julio Ruiz en Disco Grande (esa que ganaron Los Planetas).
El éxito bestial de Devil came to me (Subterfuge, 1997), que vende casi un millón de discos entre España, Europa y América, supone el acomodamiento de Dover en el mainstream. Amparadas por la casa británica Chrysalis, ya no es raro verlas en el número uno de los discos más vendidos o escucharlas a todas horas en las radiofórmulas. Habían descubierto la gallina de los huevos de oro: rock melódico, potente, pegadizo y en inglés de 3º de BUP. Las estructuras de las canciones que les dieron la fama (“Devil came to me”, “Serenade”, “Loli Jackson”) se repitieron hasta la saciedad en Late at night (1999), I was death for 7 weeks in the city of angels (2001) y The flame (2003). Ahí estaban “DJ”, “Cherry Lee”, “King George”… Aún no se había inventado el concepto, pero eso ya era indie-mainstream.
En 2006 llega el mencionado Follow the city lights (2006), con una indiscutiblemente buena “Let me out”, pero que las hace perder credibilidad entre sus fans (pues, ¿no renegaban de la música electrónica en “DJ”?). Además, en sus entrevistas no ocultan su admiración por Madonna o Miguel Bosé. Para la llegada de I ka kené (2010), la reputación del grupo ya andaba por los suelos… Así que nada mejor que una oportunista gira de aniversario de Devil came to me (que encima llegó tarde, porque en 2013 el disco había cumplido 16 años, y no 15) para reconciliarse con su público. La pena es que les funcionó.

FE DE ERRATAS.
El autor quiere reconocer los siguientes errores:
- El primer disco de Iván Ferreiro en solitario fue Canciones para el tiempo y la distancia (“Turnedo” fue el primer single). ¡Menudo lapsus! No sé en qué estaría pensando…
- Finisterra de Mägo de Oz fue publicado en 2000, y no en 2002.
- Dover no participaron en el concurso de maquetas de Disco Grande en 1992, sino en 1994 (el año en que ganaron Amphetamine Discharge).
- También, casi por petición del propio Julio Ruiz, elimino la inclusión de Los Hermanos Dalton en el mismo saco de Fila India. Lo de power pop para niñatos no tenía intenciones despectivas, sino que era un guiño a “El niño niñato”, la canción de Fila India. Reconozco no haberme sumergido en la discografía de Los Hermanos Dalton (y prometo hacerlo desde ahora), así que, como se suele decir, entono el mea culpa.
- Sigo opinando lo mismo con respecto a la calidad interpretativa de Najwa Nimri, pero, a petición popular, suavizo (que no rectifico) mi visceral comentario sobre lo que me gustaría echarle… Me parece una mujer de poderosa presencia y especial atractivo. Me gusta Najwa, sí. Pero no así su forma de cantar y actuar.

Fuente: http://www.elenanorabioso.com/2014/05/los-19-grandes-timos-de-la-musica-alternativa-en-espana/

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