Después de mudarse de Dorset a Londres a la edad de 15 años y trabajar durante un tiempo como podador de árboles en los Parques Reales de Londres, Tom Hunter compró un billete para estar todo un año en Norteamérica. Fue en ese viaje cuando comenzó a hacer fotos, pero, por desgracia, como me contó, “Volví y ninguna [de las fotos] había salido. Las lentes debían estar rotas o algo así”.
Pese a todo, fue entonces cuando decidió que quería ser fotógrafo, y así se inscribió en 1991 en lo que entonces era el London College of Printing. Durante el tiempo que estuvo en el colegio, Tom se involucró en la escena okupa de Ellingfort Road, Hackney; una boyante comunidad de itinerantes, furgonetas transformadas y edificios ruinosos que, más tarde, se convirtió en el tema central de su muestra de graduación, en 1994.
El soundsystem Total Resistance
Los squats y festivales gratuitos que florecieron a su alrededor fueron los que introdujeron a Tom en la escena rave. Y después de conocer a la gente que había detrás de soundsystems como Spiral Tribe y Total Resistance, decidió establecer "Le Crowbar café", una cafetería vegetariana que siguió a la escena rave por toda Europa.
“La filosofía era bastante Hazlo Tú Mismo”, dijo. “Nada de DJs de renombre. La cosa iba de antiegos y de no darles tu dinero a los grandes clubes. A todos nos encantaba estar en squats, ir a festivales gratuitos y escuchar música gratis”.
Continúa Tom: “La recepción por parte de la gente del lugar era, por lo general, estupenda. Aparecías en un nuevo sitio y allí estaban acostumbrados a pagar grandes sumas de dinero por una noche en el club, oyendo música de mierda y siendo avasallados por los porteros. Nosotros poníamos música estupenda y a ellos les encantaba, podían poner sus propios discos y entrar gratis. La gente iba y venía a su antojo. Podían traer su propia bebida y drogas. Todo el asunto les entusiasmaba y nosotros nos sentíamos como si estuviéramos en una ola de nueva excitación. En cada ciudad ibas a las tiendas de discos, conocías a la gente, se pillabas los discos con los ritmos más novedosos”.
A pesar de tener una visión clara de las noches que querían montar, las raves nunca estaban organizadas de forma estricta. Nadie tenía una posición", explicó Tom. “Si eras buen dibujante, te marcabas un flyer, ibas a la ciudad, lo fotocopiabas y lo distribuías, mientras otros se encargaban de las cervezas o de conseguir generadores”.
Una de las furgonetas transformadas que solían viajar por Europa.
"Estábamos conociendo gente de las escenas underground de Francia, España, Italia, Portugal… y aquello creció en espiral cada vez más y más. Era increíblemente infeccioso y excitante. La cafetería abría las 24 horas durante 5 días, y después conducíamos hasta un lago: 20 ó 30 personas nadando todos los días y simplemente relacionándose”.
Pero en los viajes no todo era montar fiestas. “Estar en la carretera eran realmente aburrido”, dijo Tom. “La furgoneta iba a sólo a 60 kilómetros por hora en las autopistas. En Alemania, en la autobahn, los camiones no tienen permiso para adelantar, así que tenías detrás de ti a un montón de camioneros cabreados. La parte de viajar era muy aburrida, igual que ir dos horas al supermercado a pillar las cosas para vender [en la cafetería]”.
Con el tiempo, el núcleo de la comunidad empezó a desaparecer. Cuando le pregunté qué sucedió con todos los que estaban involucrados, Tom dijo, “Los del soundsystem Total Resistance se fueron a Turquía, Oriente Medio, y llegaron a la India. Pero entonces a la policía se le metió en la cabeza que todo el concepto era antisocial. No estábamos pagando impuestos, algunos estaban vendiendo drogas, y los festivales atraían a grandes grupos de chavales de barrio europeos que se pensaban que allí eran libres para hacer lo que quisieran. [Al principio] éramos una curiosa novedad, pero entonces se dieron cuenta de que [las fiestas gratis] le quitaban dinero a los clubes, así que empezaron a quejarse. En Inglaterra, lo mismo; Ministry of Sound y todos esos los grandes clubes sacaron tajada de aquello. Querían su dinero y lo lograron comercializándolo".
“Dijeron [que la escena] era excitante y le dieron mucho bombo y platillo, después comenzaron a abrir sus propios clubes, cobraban mucha pasta por entrar, ponían la misma música, tenían porteros enormes y todo adquirió legitimidad. Fue entonces cuando la gente empezó a regresar a Inglaterra. Es fantástico en verano, pero no puedes ganar dinero haciendo esto en invierno. Todo se volvió férreamente controlado y restringido por la policía. Fue muy parecido a la explosión punk, toda esa energía y entusiasmo no puede mantenerse siempre. Pero mientras duró, fue alucinante”.
La exposición “Life On The Road” es gratuita y podrá verse del 6 al 26 de febrero en el London College of Communication, Elephant and Castle.
Fuente: http://www.vice.com/es/read/tom-hunter-le-crowbar
Pese a todo, fue entonces cuando decidió que quería ser fotógrafo, y así se inscribió en 1991 en lo que entonces era el London College of Printing. Durante el tiempo que estuvo en el colegio, Tom se involucró en la escena okupa de Ellingfort Road, Hackney; una boyante comunidad de itinerantes, furgonetas transformadas y edificios ruinosos que, más tarde, se convirtió en el tema central de su muestra de graduación, en 1994.
El soundsystem Total Resistance
Los squats y festivales gratuitos que florecieron a su alrededor fueron los que introdujeron a Tom en la escena rave. Y después de conocer a la gente que había detrás de soundsystems como Spiral Tribe y Total Resistance, decidió establecer "Le Crowbar café", una cafetería vegetariana que siguió a la escena rave por toda Europa.
“La filosofía era bastante Hazlo Tú Mismo”, dijo. “Nada de DJs de renombre. La cosa iba de antiegos y de no darles tu dinero a los grandes clubes. A todos nos encantaba estar en squats, ir a festivales gratuitos y escuchar música gratis”.
Continúa Tom: “La recepción por parte de la gente del lugar era, por lo general, estupenda. Aparecías en un nuevo sitio y allí estaban acostumbrados a pagar grandes sumas de dinero por una noche en el club, oyendo música de mierda y siendo avasallados por los porteros. Nosotros poníamos música estupenda y a ellos les encantaba, podían poner sus propios discos y entrar gratis. La gente iba y venía a su antojo. Podían traer su propia bebida y drogas. Todo el asunto les entusiasmaba y nosotros nos sentíamos como si estuviéramos en una ola de nueva excitación. En cada ciudad ibas a las tiendas de discos, conocías a la gente, se pillabas los discos con los ritmos más novedosos”.
A pesar de tener una visión clara de las noches que querían montar, las raves nunca estaban organizadas de forma estricta. Nadie tenía una posición", explicó Tom. “Si eras buen dibujante, te marcabas un flyer, ibas a la ciudad, lo fotocopiabas y lo distribuías, mientras otros se encargaban de las cervezas o de conseguir generadores”.
Una de las furgonetas transformadas que solían viajar por Europa.
"Estábamos conociendo gente de las escenas underground de Francia, España, Italia, Portugal… y aquello creció en espiral cada vez más y más. Era increíblemente infeccioso y excitante. La cafetería abría las 24 horas durante 5 días, y después conducíamos hasta un lago: 20 ó 30 personas nadando todos los días y simplemente relacionándose”.
Pero en los viajes no todo era montar fiestas. “Estar en la carretera eran realmente aburrido”, dijo Tom. “La furgoneta iba a sólo a 60 kilómetros por hora en las autopistas. En Alemania, en la autobahn, los camiones no tienen permiso para adelantar, así que tenías detrás de ti a un montón de camioneros cabreados. La parte de viajar era muy aburrida, igual que ir dos horas al supermercado a pillar las cosas para vender [en la cafetería]”.
Con el tiempo, el núcleo de la comunidad empezó a desaparecer. Cuando le pregunté qué sucedió con todos los que estaban involucrados, Tom dijo, “Los del soundsystem Total Resistance se fueron a Turquía, Oriente Medio, y llegaron a la India. Pero entonces a la policía se le metió en la cabeza que todo el concepto era antisocial. No estábamos pagando impuestos, algunos estaban vendiendo drogas, y los festivales atraían a grandes grupos de chavales de barrio europeos que se pensaban que allí eran libres para hacer lo que quisieran. [Al principio] éramos una curiosa novedad, pero entonces se dieron cuenta de que [las fiestas gratis] le quitaban dinero a los clubes, así que empezaron a quejarse. En Inglaterra, lo mismo; Ministry of Sound y todos esos los grandes clubes sacaron tajada de aquello. Querían su dinero y lo lograron comercializándolo".
“Dijeron [que la escena] era excitante y le dieron mucho bombo y platillo, después comenzaron a abrir sus propios clubes, cobraban mucha pasta por entrar, ponían la misma música, tenían porteros enormes y todo adquirió legitimidad. Fue entonces cuando la gente empezó a regresar a Inglaterra. Es fantástico en verano, pero no puedes ganar dinero haciendo esto en invierno. Todo se volvió férreamente controlado y restringido por la policía. Fue muy parecido a la explosión punk, toda esa energía y entusiasmo no puede mantenerse siempre. Pero mientras duró, fue alucinante”.
La exposición “Life On The Road” es gratuita y podrá verse del 6 al 26 de febrero en el London College of Communication, Elephant and Castle.
Fuente: http://www.vice.com/es/read/tom-hunter-le-crowbar
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